P. CARLOS CARDÓ S.J.
La imagen del buen Pastor no es un asunto que se queda en lo sentimental
La acción del Buen Pastor no es coyuntural sino que es permanente

Jesús está hablando también de las ovejas de su pueblo que andan maltratadas y abandonadas por culpa de los malos pastores.
IV Domingo de Pascua de Resurrección (Ciclo B) Jn 10, 11-18 P. Carlos Cardó SJ

Hoy tendríamos que quitarle a la imagen del pastor el tinte sentimental con que frecuentemente se ha presentado en el arte y en la predicación. Apreciaremos entonces lo que ella nos dice de la persona y obra de Jesús: su atención y solicitud por las necesidades de todos los que le rodean, su amor real y verdadero, que no fue en él una cuestión meramente coyuntural sino permanente, y que revelaba el amor con que Dios ama a todos. Asimismo, cuando Jesús habla del pastor, que conoce y guía a sus ovejas, que da la vida por ellas y quiere reunirlas en un solo rebaño, nos está hablando también de las ovejas de su pueblo que andan maltratadas y abandonadas por culpa de los malos pastores. Es cierto, a este propósito, que la comparación con las ovejas puede quizá no gustarnos, porque las ovejas parecen demasiado mansas y porque la agrupación en rebaño insinúa espíritu gregario, falta de libertad y de sentido crítico. Pero el Jesús que reivindica para sí el título de pastor auténtico y lleno de cariño, promueve más bien, con su cuidado y defensa de la vida, de la salud y de la dignidad de las personas, un desarrollo integral de ellas como verdaderamente humanas, autónomas y responsables.