
La desolación: es oscuridad, confusión, amargura. La persona se siente bloqueada sin poder asimilar la fe , esperanza y caridad.
Algo muy importante: No hay que tomar la desolación como una experiencia superficial. Hay que darle la seriedad debida porque se genera en la persona toda una vivencia de oscuridad y turbación; es decir, se pone en entredicho todo el avance que se ha generado en el estado de consolación.
Se produce una paralización de todo el avance realizado; se paraliza la energía que dinamizaba los procesos que se iban dando en consolación. La desolación es un fenómeno regresivo, de inestabilidad y con el riesgo de cambiar de orientación en la vida. Se produce una violación de la confianza y de la fe; se viven infraccionando todo en la vida, se experimenta toda una falta de confianza, franqueza, incredulidad, cordialidad, poca tranquilidad, inseguridad.
La Desolación[1]
- a) ¿Qué es la Desolación? (EE. 317)
- Es una ruptura, separación y/o distanciamiento de la comunión. Situación en la que la persona se experimenta “como separada de su Criador y Señor”.
- El punto de referencia de la desolación es la misma consolación, porque la desolación es todo lo contrario a la consolación.
La objetivación de la situación de desolación, su sintomatología es la separación. Pero además esta sintomatología dibuja un doble movimiento: del “mapa afectivo-racional interior” al “mapa afectivo-racional-conductual exterior”.
“mapa afectivo-racional” interior | Secuencias | “mapa afectivo-racional-conductual exterior”. |
1ª) oscuridad del ánima | La razón
(variaciones y sombras) |
4ª) inquietud de diversas agitaciones y tentaciones |
2ª) turbación en ella | La afectividad
(noche de la fe) |
5ª) movido a infidelidad, sin esperanza, sin amor |
3ª) moción a las cosas bajas y terrenas | La conductualidad
(lastre) |
6ª) hallándose perezoso, tibio, triste. Como separada de Dios |
De dicha situación surgen pensamientos que promueven un camino erróneo (EE. 317,4b y 318.2b).[1] ARZUBIALDE, Santiago, Ejercicios Espirituales. Historia y Análisis, Editorial Mensajero – Sal Terrae, Bilbao-Santander, 1991, Pág 626 – 665.